14 de mayo: San Matías, apóstol

El último Apóstol
En el libro de los Hechos de los Apóstoles (1,15-26) se narra que, en los días posteriores a la Ascensión del Señor, el apóstol Pedro propuso a la asamblea de los ciento veinte hermanos elegir a uno de entre ellos para ocupar el lugar dejado por el traidor Judas Iscariote.
Fueron presentados dos discípulos: José, llamado Barsabás, y Matías, y se echó suertes entre ambos. La elección recayó sobre Matías, quien se incorporó al grupo de los once apóstoles.
Es, por tanto, el único apóstol que no fue elegido directamente por Jesús, sino por los otros once. Hasta entonces había sido un discípulo que había seguido a Jesús en todo momento. Ya estaba con él cuando el Maestro fue bautizado por Juan el Bautista.
En griego, Matthias es un nombre derivado de Mattathias, en hebreo Mattithiah, que significa “don de Dios”. No debe confundirse con el evangelista Mateo, cuyo nombre tiene el mismo significado. Según los Hechos apócrifos, habría nacido en Belén, en el seno de una familia de la tribu de Judá.
Es probable también que Matías formara parte de los setenta y dos discípulos enviados por Jesús “como ovejas en medio de lobos” (Mateo 10,16).
Sabemos con certeza que Matías estuvo presente en Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles.
Tras el relato de su incorporación al colegio apostólico, no se conservan noticias seguras sobre él. Algunos detalles de su vida proceden de textos apócrifos, en particular de los Hechos de Andrés y Matías. Se cuenta que abandonó Jerusalén y partió hacia Etiopía, donde fue hecho prisionero por un pueblo de caníbales, quedó ciego, fue curado milagrosamente y liberado por Andrés, para finalmente ser decapitado.
Parece ser que su muerte tuvo lugar en Sebastópolis; sin embargo, otras tradiciones afirman que sufrió el martirio en Jerusalén, donde habría sido lapidado y posteriormente decapitado con un hacha o alabarda, arma con la que suele ser representado en la iconografía.
Las reliquias del apóstol se conservan en diferentes lugares. Según la tradición, parte de ellas se encuentran en la abadía benedictina de San Matías, en Tréveris, Alemania. También se veneran reliquias suyas en la basílica papal de Santa María la Mayor, en Roma, y en la abadía de Santa Justina, en Padua.