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El Cardenal Presidente y Sor Raffaella Petrini presidieron la ceremonia de inauguración del belén y del encendido del árbol de Navidad en la Plaza de San Pedro

Luz, música y arte para anunciar el nacimiento de Jesús

La música navideña, las melodías y las luces iluminaron la oscuridad de la noche. Llegó finalmente el tan esperado momento de admirar el belén y contemplar el encendido del árbol de Navidad en la Plaza de San Pedro. El evento navideño tuvo lugar la tarde del sábado 7 de diciembre, frente a una multitud de personas. Fueron el Cardenal Fernando Vérgez Alzaga y Sor Raffaella Petrini, respectivamente Presidente y Secretaria General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, quienes inauguraron el belén y encendieron las luces del árbol de Navidad. Este año, la Natividad procede de Grado y el abeto rojo, de 29 metros de altura, de Ledro.

La ceremonia comenzó con la interpretación del Himno Pontificio por parte de la Banda Musical del Cuerpo de Gendarmería, seguida del saludo inicial del Cardenal Vérgez Alzaga. La banda cívica Città di Grado interpretó el popular canto Alla Madonnina del Mare, seguido del saludo del arzobispo de Gorizia, Monseñor Carlo Maria Redaelli, y del discurso del caballero Antonio Boemo, coordinador y promotor del proyecto del belén.

Posteriormente, la banda de Ledro interpretó Adeste Fideles, y el arzobispo de Trento, Monseñor Lauro Tisi, subrayó el vínculo entre Ledro, la República Checa y Rumanía. A continuación, intervino Renato Girardi, alcalde de Ledro. Finalmente, Sor Raffaella Petrini, Secretaria General de la Gobernación, tras su discurso, dio inicio a la inauguración del belén y al encendido de las luces del árbol, mientras la Banda del Cuerpo de Gendarmería interpretaba White Christmas. Posteriormente, se alternaron las interpretaciones de la banda cívica Città di Grado y la banda de Ledro con temas como When the Saints Go Marching In, el Himno del Trentino, Stille Nacht, Hark! The Herald Angels Sing, Aleutrenses y Gloria in Excelsis Deo.

Por la mañana, en el Aula Pablo VI, las delegaciones de los donantes fueron recibidas por el Papa Francisco, quien inauguró la Natividad de Belén 2024, una colección de representaciones del nacimiento de Jesús, todas realizadas en Belén por artesanos locales. Estuvo presente en la ocasión la representación de la Embajada del Estado de Palestina ante la Santa Sede.

 

Dirijo un cordial saludo a Monseñor Carlo Roberto Maria Redaelli y a Monseñor Lauro Tisi, respectivamente Arzobispos de Gorizia y de Trento.

Saludo también al Dr. Mauro Bordin, presidente del Consejo de la Región de Friuli-Venecia Julia;

al Dr. Maurizio Fugatti, Presidente de la Provincia Autónoma de Trento;

a Giuseppe Corbatto, alcalde de Grado;

y a Renato Girardi, alcalde de Ledro.

 

Junto con ellos, extiendo mi saludo a los responsables de los comités promotores de esta iniciativa, entre los que se encuentran Monseñor Paolo Nutarelli y Antonio Boemo.

Saludo asimismo a todos los presentes aquí reunidos.

Nos encontramos ante dos obras espléndidas: el belén procedente de Grado y el árbol de Ledro, que hoy inauguramos e iluminamos en preparación para la próxima Navidad del Señor.

Este año, la solemnidad de la Navidad coincide con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, evento que marca el inicio del Jubileo. Por este motivo, tanto el árbol como el belén tendrán una visibilidad aún mayor, dada la gran afluencia de peregrinos prevista para el Año Santo.

El belén y el árbol representan un homenaje al nacimiento de Jesús. Son testimonio de fe y de afecto del Pueblo de Dios hacia el Salvador. Desde la Nochebuena de 1223, cuando San Francisco de Asís quiso representar la escena de la Natividad e involucró a la población en esta evocación, el belén se ha convertido en un símbolo característico de la Navidad. Su presencia nos recuerda el nacimiento del Hijo de Dios, que asume nuestra misma carne y se hace uno de nosotros.

Por su parte, el árbol, símbolo y recordatorio de la luz que Cristo vino a traer al mundo, exalta el valor de la vida. Aunque sea invierno, el abeto permanece siempre verde, no se marchita ni muere.

Quienes visiten el belén y el árbol encontrarán dos obras que remiten inmediatamente a la venida de Cristo a la tierra, con su luz, su paz y su misericordia redentora. Contemplar con admiración estas creaciones artísticas es una forma de adentrarse en el misterio de la Navidad, de acercarse a la fuente de la misericordia, al asombro de un nacimiento que ha transformado el mundo.

El belén reproduce la tradicional instalación de la Isla del Sol, con la célebre manifestación “Nadal de oro”, en la que se exponen más de un centenar de representaciones de la Natividad. En esta ocasión, el nacimiento de Jesús ha sido representado en un “casone” de la Laguna de Grado, con numerosos detalles que permiten reconstruir la vegetación y la fauna locales. El “casone”, efectivamente, se encuentra ubicado sobre una “mota”, una típica islita lagunar, y refleja las históricas viviendas de los pescadores de Grado, construidas con madera y cañas de pantano. No faltan las “batele”, las tradicionales barcas de fondo plano, ni las “bricole”, las señales marítimas que, a lo largo de los canales navegables, indican la dirección hacia la isla de Barbana o la ruta hacia Venecia.

Conozco muy bien la ciudad de Grado, he estado allí en numerosas ocasiones, al igual que en su laguna y en la isla y Santuario de Barbana. Solía ir con un grupo de amigos de Friuli, quienes detenían la barca para cantar frente a la estatua de la Virgen el canto “Madonina del Mare”.

En cuanto a la elección del abeto rojo procedente de Ledro, un municipio diseminado de unos cinco mil habitantes, situado en el Trentino-Alto Adigio, la iniciativa ha involucrado a asociaciones, ciudadanos, municipios cercanos e, incluso, a las ciudades hermanadas en Alemania y en la República Checa. Las decoraciones han sido realizadas gracias al compromiso desinteresado de numerosos voluntarios, cuya labor constituye una expresión de solidaridad y de espíritu comunitario, valores característicos del Valle de Ledro.

Quisiera subrayar que la selección del árbol se ha realizado con pleno respeto a la sostenibilidad, eligiendo un ejemplar cuyo retiro forma parte del ciclo natural de renovación de los bosques.

Agradezco de corazón a todos vosotros y a vuestras familias. ¡Feliz Navidad a todos!

 

A continuación, publicamos el discurso del Cardenal Presidente y de Sor Raffaella Petrini:

 

DISCURSO DE SOR RAFFAELLA PETRINI, SECRETARIA GENERAL DE LA GOBERNACIÓN

Saludo, en primer lugar, a Monseñor Carlo Roberto Maria Redaelli y a Monseñor Lauro Tisi, arzobispos de Gorizia y Trento, respectivamente.

Saludo también a Mauro Bordin, Presidente del Consejo Regional de Friuli-Venecia Julia,

a Maurizio Fugatti, Presidente de la Provincia Autónoma de Trento,

a Giuseppe Corbatto, alcalde de Grado,

a Renato Girardi, alcalde de Ledro,

así como a los responsables de los comités promotores de esta iniciativa.

Un saludo especial a todos los presentes.

 

El asombro y la alegría son las emociones que experimentamos cada vez que nos detenemos ante una representación del nacimiento de Jesús, tal como les ocurrió a los habitantes de Greccio ante el primer belén realizado por San Francisco en 1223. En la intención del Pobrecillo de Asís, representar los momentos en que el Salvador vino al mundo significaba acercar a los fieles al misterio de la Encarnación, derribando las barreras del tiempo y del espacio para hacernos partícipes de lo que sintieron los pastores invitados por los ángeles aquella noche en que Jesús nació en un humilde pesebre en Belén.

También nosotros, esta noche, queremos ponernos en camino para contemplar la humildad del Hijo de Dios, que toma nuestra carne y, indefenso, se confía al cuidado de María y José. Lo hacemos como peregrinos de esperanza, ya próximos al inicio del Jubileo, al acercarnos a este espléndido y conmovedor belén, procedente de Grado.

El belén es símbolo de vida, de alegría por el nacimiento de un Niño y de la realización de la redención de la humanidad, al igual que el árbol de Navidad, el majestuoso abeto de Ledro que esta noche iluminamos en esta Plaza de San Pedro, que cada año acoge a millones de fieles de todo el mundo y que lo hará aún más durante el próximo Jubileo. Con su follaje perenne, el árbol es un símbolo de la vida eterna que no muere, un signo distintivo de la Navidad que forma parte del patrimonio espiritual de nuestras comunidades.

Frente a tantos regalos que se intercambian en estas fechas, Jesús es el verdadero don de Dios a la humanidad. Un don que nadie puede adquirir ni procurarse, pues brota del Corazón de Cristo. De ese Corazón que, como recordó el Papa Francisco en su reciente encíclica Dilexit nos, es “la imagen y el signo privilegiado del centro más íntimo del Hijo encarnado y de su amor divino y humano” (48).

Del Corazón de Cristo al Corazón de su Madre. Este año, el belén está aún más vinculado a María, pues reproduce la célebre isla de la laguna de Grado, donde se encuentra el Santuario de Barbana, uno de los lugares de culto más antiguos dedicados a la Madre de Dios. Este santuario simboliza la protección y la cercanía materna de la Virgen a lo largo de los siglos. Si bien la presencia de María es esencial en toda representación del nacimiento de Jesús, este año lo es aún más, ya que se entrelaza con la fe y la tradición popular de los habitantes de Grado, como también ocurre con la devoción mariana de los fieles trentinos hacia la Virgen de Pinè, venerada en el principal santuario mariano de la Archidiócesis de Trento.

María es invocada como Puerta del Cielo desde el momento en que respondió al Arcángel Gabriel: “He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Ella es la Puerta del Cielo porque nos introduce a la misericordia de su Hijo. Durante el próximo Jubileo, su papel será fundamental, ya que al atravesar la Puerta Santa, todos podremos acceder a la infinita misericordia de Cristo.

Concluyo expresando mi más sincero agradecimiento a todos los que han contribuido a la realización del belén y del árbol, signo del compromiso y la generosidad de los habitantes de Grado y Ledro, con el apoyo del personal técnico de la Dirección de Infraestructuras y Servicios, representado aquí por el ingeniero Salvatore Farina y por otros valiosos colaboradores de la Gobernación.

¡Feliz Adviento y Feliz Navidad a todos! ¡Gracias!

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