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En la Plaza de San Pedro, el Cardenal Parolin, en el segundo día de los Novendiales, celebró la Misa en sufragio del Romano Pontífice

El abrazo desde el Cielo del Papa Francisco a los empleados y fieles de la Ciudad del Vaticano

«Precisamente en el domingo de la misericordia recordamos con afecto a nuestro amado Papa Francisco. Este recuerdo está particularmente vivo entre los empleados y fieles de la Ciudad del Vaticano, muchos de los cuales están hoy aquí presentes, y a quienes deseo agradecer el servicio que prestan cada día. A vosotros, a todos nosotros y al mundo entero, el Papa Francisco dirige su abrazo desde el Cielo». Así se expresó el Cardenal Pietro Parolin, antiguo Secretario de Estado, al presidir la concelebración eucarística en sufragio del Papa Francisco. El rito tuvo lugar en la mañana del domingo, 27 de abril, II de Pascua o de la Divina Misericordia. Asistieron unas 200.000 personas, entre ellas empleados y fieles de la Ciudad del Vaticano, así como adolescentes llegados a Roma de todas partes del mundo con motivo del Jubileo a ellos dedicado.

Apenas había pasado un día desde la Misa exequial de Papa Francisco y del cortejo que recorrió las calles de Roma para acompañar el féretro con sus restos mortales hasta la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue sepultado.

Siguen vivas las imágenes de las miles de personas —desde los poderosos de la tierra hasta los excluidos, los pobres y los marginados— que se acercaron para rendir homenaje a los restos mortales del Papa Francisco, expuestos en la Basílica de San Pedro. Ahora, el recordado Pontífice reposa en la tumba situada en una nave lateral de la Basílica Liberiana, entre la Capilla Paulina —que custodia el icono de la Salus Populi Romani— y la Capilla Sforza, cerca del altar lateral dedicado a San Francisco de Asís.

En su homilía, el Cardenal Parolin subrayó un rasgo esencial del pontificado de Papa Francisco: su característica más peculiar, la misericordia. Esta se refleja en su lema episcopal, elegido por el difunto Pontífice: Miserando atque eligendo. Es un homenaje a la misericordia divina y aparece en la Liturgia de las Horas de la fiesta de San Mateo. Las palabras están tomadas de las Homilías de San Beda el Venerable, quien, comentando el pasaje evangélico de la vocación de San Mateo, escribía: Vidit ergo Jesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi: Sequere me (Vio Jesús a un publicano y, porque lo miró con sentimiento de amor y lo eligió, le dijo: Sígueme).

En efecto, el Cardenal Parolin destacó que el Papa Francisco fue «testigo luminoso de una Iglesia que se inclina con ternura hacia quien está herido y que sana con el bálsamo de la misericordia; y nos recordó que no puede haber paz sin el reconocimiento del otro, sin la atención hacia los más débiles y, sobre todo, que jamás habrá paz si no aprendemos a perdonarnos mutuamente, aplicando entre nosotros la misma misericordia que Dios tiene con nuestra vida».

A la celebración asistieron, entre otros, sor Raffaella Petrini y el abogado Giuseppe Puglisi-Alibrandi, respectivamente Presidenta y Secretario General de la Gobernación, junto con Directores, Vicedirectores y Jefes de Oficina de la Gobernación. Entre los concelebrantes se encontraban el Cardenal Fernando Vérgez Alzaga, Presidente emérito de la Gobernación, y el Arzobispo Emilio Nappa, Secretario General.

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