26 de junio: San Josemaría Escrivá de Balaguer
El santo de lo ordinario
Es conocido como “el santo de lo ordinario”, porque enseñaba que incluso los actos más sencillos de la vida cotidiana pueden ser camino de santidad. Se trata de san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Nació el 9 de enero de 1902 en Barbastro, España, y recibió desde niño una profunda formación cristiana.
En 1915, su familia se trasladó a Logroño por motivos laborales. Fue allí donde, al ver sobre la nieve las huellas de un religioso descalzo, sintió por primera vez la llamada de Dios. No comprendió de inmediato lo que el Señor quería de él, pero decidió hacerse sacerdote para poder descubrirlo. Estudió en el seminario de Zaragoza y, siguiendo el consejo de su padre, se matriculó también como alumno libre en la universidad para cursar Derecho.
En 1924 falleció su padre, y Josemaría pasó a ser el responsable de la familia. Al año siguiente, el 28 de marzo de 1925, fue ordenado sacerdote y comenzó su labor pastoral en una parroquia y más adelante en Zaragoza. En 1927 se trasladó a Madrid para obtener el doctorado en Derecho. Allí, el 2 de octubre de 1928, tuvo una iluminación interior en la que comprendió la misión que Dios le encomendaba: fundar el Opus Dei, una obra destinada a ayudar a las personas a buscar la santidad en medio de su vida ordinaria.
Nunca dejó de ejercer su ministerio sacerdotal, especialmente entre los enfermos y los más pobres de Madrid. Cuando en 1936 estalló la Guerra Civil española, se vio obligado a esconderse a causa de las persecuciones religiosas. A pesar de ello, continuó celebrando misa y confesando en secreto. Logró huir a Francia cruzando los Pirineos y más tarde se instaló en Burgos.
Finalizada la guerra, regresó a Madrid en 1939, donde concluyó sus estudios de Derecho y predicó numerosos cursos de ejercicios espirituales para sacerdotes, religiosos y laicos.
En 1946 se trasladó a Roma, donde obtuvo el doctorado en Teología. Fue nombrado consultor de diversos dicasterios de la Santa Sede, ingresó en la Pontificia Academia de Teología y fue designado Prelado de Honor de Su Santidad. Participó activamente en el Concilio Vaticano II (1962–1965), manteniendo relación con numerosos obispos.
Viajó por Europa y, entre 1970 y 1975, por América Latina, España y Guatemala para promover el desarrollo del Opus Dei, manteniendo encuentros de catequesis con miles de personas.
Falleció en Roma el 26 de junio de 1975, y fue sepultado en la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz. El 6 de octubre de 2002 fue canonizado por san Juan Pablo II.